Existen numerosas historias de seres humanos secuestrados en el “Reino de las Hadas”, especialmente bebés, niños, jóvenes niñas atractivas y músicos. En numerosos relatos folklóricos, cuando un bebé es arrebatado de su cuna se le atribuye está acción a un duende travieso.
Los duendes suelen ser criaturas atractivas, que mantienen amoríos con damas humanas. Sin embargo, se cree que los besos de estos duendes pueden resultar mortales. Muchas doncellas enfermaron y murieron después de ser amantes de duendes, especialmente durante el crepúsculo.
En las leyendas irlandesas, las hadas se casan con hombres humanos pero terminan regresando al mar, mientras que en las leyendas japonesas, los duendes se casan con sus prometidas y terminan robando la esencia vital de sus cónyuges. Los niños nacidos de estas uniones suelen ser criaturas solitarias, melancólicas y fantasiosas.
Algunos duendes son benévolos y otros, malignos. En las leyendas populares escocesas, los duendes buenos moran en el Seelie Court,
junto a la reina oscura Nicnivin.
unas criaturas compasivas que moran en el reino celestial de Alfheim. Y de sus opuestos: los Döckálfar (Elfos Oscuros),
que son seres de gran tamaño que viven en clandestinidad y son malévolos.
En diferentes circunstancias, los duendes son capaces de robar niños tanto como de ser inofensivos o de tener una influencia beneficiosa, permitiendo el crecimiento de las flores o ayudando a los pastores a reunir el rebaño.
Las hadas y duendes solitarios son generalmente asociados a sitios seguros: un pantano, un lago, la corteza de un árbol o el sótano de una casa de familia. En cambio, las hadas y duendes sociables adoran cazar, organizar banquetes, bailar y cortejar a otros duendes o a seres humanos.
Las hadas y duendes solitarios son generalmente asociados a sitios seguros: un pantano, un lago, la corteza de un árbol o el sótano de una casa de familia. En cambio, las hadas y duendes sociables adoran cazar, organizar banquetes, bailar y cortejar a otros duendes o a seres humanos.
En los relatos británicos, franceses, italianos, escandinavos y alemanes predomina un tipo de duende “fiestero”, al que le gustan la juerga y los desfiles.
Otros folkloristas caracterizan a los duendes y hadas por el elemento de su ambiente natural, más que por su temperamento, es decir, estarían relacionados con la tierra, el aire, el agua o el fuego.